¿Por qué no aprovechar las esperas para practicar mindfulness?
Imagina esos momentos pesados de espera...la cola del supermercado, un semáforo en rojo, el andén del tren o del metro, la espera por un amigo con el que hemos quedado, etc. Vamos a intentar utilizar esos momentos para vivirlos con atención plena y convertir algo, en principio, aversivo, en algo reforzante y que nos haga sentirnos mejor.
Podemos empezar realizando dos o tres respiraciones profundas, ayudando así a aliviar la posible tensión que sentimos al esperar. Presta atención plena a tu respiración, ya sea visualizando el recorrido y la forma del aire que entra y sale, el ascenso y descenso de nuestro abdomen, o bien notando las sensaciones en un punto de la nariz. Puedes utilizar la técnica que te resulte más sencilla y más cómoda, o bien ir alternándolas.
Otras estrategias que podemos utilizar, además de la respiración, son las siguientes:
- Escanea tu cuerpo. Siente las sensaciones físicas que tu cuerpo experimenta en cada momento, siguiendo un camino desde la planta de los pies hasta la cima de tu cabeza (con cada inhalación) y haciendo, después, el recorrido contrario (durante la exhalación).
- Escucha con atención plena y sin hacer juicios de todos aquellos estímulos que recibes del exterior. Podemos centrarnos en los sonidos, sentir cómo llegan, permitiendo y aceptando cualquier sonido que surja.
- También podemos realizar una breve meditación que ya conozcamos.
Muchas veces nos resulta complicado recordar estar en el momento presente. Podemos utilizar una conducta que sí realicemos frecuentemente y convertirla en señal para practicar mindfulness. Imaginad las veces que cogemos el móvil para mirar la pantalla a lo largo de un periodo de espera. Pues bien, podemos utilizar esa conducta tan frecuente, de forma tal que, cada vez que lo saquemos ,recordemos que nos encontramos en un momento "muerto" en el que podemos aprovechar para practicar mindful.
Por tanto, utilizar la técnica de la atención plena durante las esperas tiene dos beneficios principales: por un lado, abandonamos esa sensación incómoda de tensión física y psicológica asociada a la espera y, por otro, disfrutamos de un tiempo extra para nosotros a lo largo del día.
La conclusión final a la que podemos llegar es que la próxima vez que tengamos que esperar, recibiremos ese momento como una oportunidad y nos diremos: ¡Genial, una nueva oportunidad para disfrutar del presente!
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